Publicado el 27 de Marzo de 2018
El 27 de marzo de 1977, hoy hace 41 años, se produjo la mayor tragedia de la historia de la aviación en el aeropuerto de los Rodeos en Tenerife. Fallecieron 583 personas en el choque entre dos gigantes Boeing 747.
Es un pequeño aeropuerto situado a 10km de la capital y que cuenta con 17 puertas de embarque, 5 cintas de recogida de equipajes, y un tráfico anual de casi 5 millones de pasajeros.
Pero vamos a lo que nos importa. Siempre se ha dicho que este aeropuerto fue una petición de Hitler a Franco durante la II guerra mundial para dar soporte a las tropas alemanas en África. Para ello, técnicos alemanes hicieron un estudio de la isla aunque al final, las autoridades españolas decidieron posponer la construcción del mismo. Pero cuando retomaron la idea, usaron los antiguos planos y anotaciones alemanas y encontraron una gran cruz roja situada donde ahora se ubica el aeropuerto, suponiendo que ésta era la ubicación elegida. Pero en realidad esa cruz marcaba el único sitio en el que NO se debía construir debido a la niebla que muchas veces se asienta en esa planicie.
La realidad es que el aeropuerto se construyó en la única explanada de la zona que era lo suficientemente grande como para permitir el despegue y aterrizaje de las aeronaves, y que esa niebla solo afecta, de media anual, al 0,5% del tráfico.
Los dos aviones eran Boeing 747, uno de Pan Am y el otro de KLM que venían de Nueva York y Ámsterdam respectivamente, aunque ninguno debía haber aterrizado en Tenerife, si no en Gran Canaria.
El MPAIAC (Movimiento por la Autodeterminación e Independencia del Archipiélago Canario) colocó una bomba en el aeropuerto de Gran Canaria que estalló a medio día, lo que obligó a las autoridades a cerrar el aeropuerto y desviar el tráfico a las otras islas. Ambas naves llegaron sobre las 14:00 a Los Rodeos, que como hemos adelantado antes, es un aeropuerto mu pequeño y ese día estaba saturado de aeronaves procedentes de la capital del archipiélago.
Como curiosidad, el capitán del KLM era Jacob Van Zanten, una celebridad del gremio y muy conocido por ser la imagen de la revista de la compañía.
De hecho, el aeropuerto era tan pequeño que los dos Boeing prácticamente se rozaban mientras estaban repostando haciendo tiempo mientras se abría de nuevo el tráfico en Las Palmas. El Pan Am estaba listo para salir, pero sus dimensiones y el corto espacio que poseía le impedía maniobrar por lo que tuvo que esperar a que la nave del capitán Van Zanten saliera primero.
Además, la nave de KLM solicitó combustible adicional (quizás para llevar margen esperando que hubiera “atasco” en Las palmas para tomar tierra). Durante este periodo de retraso, una espesa niebla empezó a cubrir el aeropuerto.
Nadie podía esperarlo, pero la suma de estos pequeños detalles como la niebla, y el combustible (más peso de la nave y menos velocidad), más otros que vamos a contar ahora, iba a resultar fatales.
Había tal congestión en pista, que los aviones tenían que dar una vuelta enorme por las pistas para llegar a la de despegue. Y aquí viene otro detalle: Los controladores, sin darse cuenta debido a la niebla, colocaron a los dos 747 en la misma pista al mismo tiempo. Desde la torre no se veía, y los aviones tampoco se veían entre sí.
Los pilotos del Pan Am se saltaron el desvío que tenían que tomar al no poder diferenciar las calles de rodaje, tendrían que salir por el siguiente, cosa que no suele ser problema, pero esos segundos de más que estuvieron en la pista fueron fatales.
Mientras tanto, el KLM estaba al final de la pista colocado y esperando ordenes. El primer oficial recibe de la torre de control la hoja de ruta (donde les explican cómo deben despegar, giros, altitudes, coordenadas…). Esta hoja llegó muy tarde, normalmente se recibe antes de tomar pista, pero esta vez con todo el tráfico, no se recibió hasta ese momento.
Por esto, los pilotos la entendieron como una autorización de despegue. El primer oficial confirma los datos y dice: “Estamos en posición de despegue” . El capitán Van Zanten suelta los frenos y dice “Nos vamos” .
Ahora tenemos un Boeing 747, con 248 pasajeros y casi 400 toneladas de peso, recorriendo una pista sin autorización y cubierta por la niebla.
En este momento, el primer oficial del Pam Am abre la comunicación con un “todavía estamos rodando por la pista” en el mismo instante que la torre transmitía al KLM el mensaje “Está bien, espere para el despegue. Le llamaré.”
Zanten nunca contestó y la torre lo entendió como un “Quién calla, otorga” por lo que dieron por entendido el mensaje. Pero no se dieron cuenta que el KLM nunca lo recibió dado que la comunicación Pam Am-Torre y Torre-KLM se realizaron a la vez, y los mensajes se superpusieron. Zanten solo escuchó el “Está bien” del principio de la frase, después solo un largo pitido.
Hay que tener en cuenta que estos aparatos solo pueden transmitir en un sentido, por lo que cuando el Pam Am empezó a retransmitir, interfirió en el mensaje de la torre, un caso extremadamente poco frecuente llamado heterodino. Algo así:
Diez segundos mas tarde, de la torre lanzaron un mensaje al Pan Am: “Informe cuando la pista esté despejada” y la contestación de la aeronave “Ok, reportaremos cuando la dejemos libre” . Probablemente, centrados en el despegue, en la cabina del KLM no escucharon ese mensaje.
Los pilotos del Pan Am, vieron el otro 747 cuando ya lo tenían justo delante, intentaron sacar el avión de la pista dando un brusco giro de palanca, pero ya era demasiado tarde.
A su vez, Zanten intentó ascender antes de lo previsto, pero no a tiempo. Alcanzó los 250km/h pero el tren de aterrizaje y los motores destrozaron el techo de la otra aeronave provocando una serie de explosiones y se deslizó varios cientos de metros por la pista hasta formarse una bola de fuego.
Del otro avión sobrevivieron 56 pasajeros y 5 tripulantes de cabina.
Murieron 583 personas, el día más negro de la aviación comercial.